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Mostrando entradas de 2019

Disquisiciones lingüísticas

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  Me gusta el idioma. Para mí, que nunca salí del país, que ni pasaporte tengo, el idioma es un universo que me propuse conocer en todos sus rincones. Cada palabra incorporada es y fue un sello de visita en esa recorrida por los confines de la lengua. Desde ahí, y al querer también explorar las infinitas combinaciones en que juegan las palabras y se estructura el pensamiento, la llegada a la lectura era un sólo paso inevitable.  En mi casa había una biblioteca. Como todas, tenía libros propios de mis viejos y otros libros heredados. Las bibliotecas son países aluvionales, abiertas a la inmigración extranjera, donde todos los libros conviven en armonía, lidiando por darse un color de identidad, muchas veces sin encontrarlo.  Me levantaba en patas, después de haber terminado alguno de la colección Robin Hood o la Billiken, viendo qué otro mundo podía conocer. En esa biblioteca tenía varios montes Everest que me gritaban desde prosas impenetrables que todavía no estaba listo para

Y llegué a los 50

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Últimamente tomo con los gatos pequeñas lecciones para ser. Y no es otro panegírico gatuno, si tuviera un perro o una paloma, supongo que me enseñarían igual. Tal vez ellos, los gatos, campeones del hedonismo y del estar o no estar ahí, sean más enfáticos. La gata, ahora que el año empieza a frenar, me encuentra acá, se me sube, me pone las manitos en el pecho y echa su cuerpo encima de ellas con los ojos cerrados, con gesto de infinito. No tenemos que hacer nada, no hagas nada, no te levantes, no te estires a buscar el teléfono, enfocate en este instante que no va a repetirse. Y finjo entender aunque sepa que me levanto pidiendo perdón por estropear la clase de zen gatuno, que me levanto, que tomo café, que me pongo las zapatillas, que me voy y vaya a saberse cuándo vuelvo. Ellos (Chaplin y Zamba) lo van a volver a intentar, es su vocación docente. -Los gatos tienen la intención de enseñarnos que no todo en la naturaleza tiene un propósito.-Garrison Keillor. E

EL EFECTO MARIPOSA

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¿El futuro está escrito o todavía hay que escribirlo? Dicho de otro modo, ¿hay un destino, un futuro perfecto o lo porvenir está sujeto a nuestras decisiones? Libre albedrío o determinismo. Parte de nuestras penurias cotidianas consisten en la incertidumbre por lo que vendrá, por eso que no existe más que en nuestras ambiciones y nuestros planes, que se cruzan con obstáculos fantasmáticos que se mezclan en la misma nube. Paradójicamente, una vida ya escrita, una vida espoileada perdería toda su gracia. Premisa que nos podría llevar a creer que la Argentina, país campeón de los giros dramáticos, es el país más divertido de la tierra. Y la verdad que no lo es. Le propongo un juego. Tiene que elegir entre dos destinos Destino A. Ganarse un millón de dólares en el quini Destino B. Que un asteroide gigante haga mierda el planeta. Ya eligió? Destino A.   Usted, que es un croto como yo, de golpe pasa a ser millonario. Iujuuu. ¿Cómo se cobra? ¿Dónde guardo la bole

Miel y mayonesa

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Iba a salir a comprar un sachet de mayonesa. No me es imprescindible ponerle mayonesa al arroz con atún que me hice al mediodía. Iba a comprar mayonesa como parte de un mecanismo que ya me conozco, comprar es conectar. Empieza la época del año en que me quedo solo por momentos y en esa soledad me caigo para adentro, me vuelvo (me retorno) existencialista. Entonces salgo a comprar cualquier cosa para conectar con ese mercado mundo que no soy yo, que es lo otro, que me saca de una introspección inútil. Comprar mayonesa es apoyar por un momento los brazos en el borde de la pileta profunda en la que nado en pensamientos sombríos, fatales, absurda y sabiamente rebuscados. Por ahí vuelvo del almacén de la rubia con el sachet de Natura y el agua ya se fue, la pileta se vació, y pongo la tele, me hago otro café o cambio las piedritas de los gatos. Esos rituales rutinarios que automatizan. Estoy cerca de cumplir 50, tengo adentro una pulsión de escribir un manifiesto. Pero todavía falta

La fiesta, la contrafiesta

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Cuando estalle la última burbuja del hombre hecho de burbujas con el corazón podrido de carbón, cuando se disipe la nube de polvo que deja a su paso demoledor, cuando nos lavemos la cara con el agua de empezar de nuevo, cuando la noche no sea una travesía, conciliemos el sueño, equilibremos nuestra caja de ritmos toráxicos, no nos mate una factura de la luz, no nos duela este dolor sin remedio. Te espero con crayones, acrílicos y cartulinas, te espero con guitarras, con bajos y flautas traversas, te espero a danzar entre los escombros, te espero a desenvolver ilusiones que parecían muertas, para celebrar la sorpresa de haber sobrevivido. Quiero que nos odien como nunca, los quiero como caracoles manando espuma, indignados arrancándose la piel, mascullando, maldiciendo, agitando sus paraguas, quiero a Mirtha enojada aunque sea en forma de marioneta. Que digan arriba que se cerró la grieta, que digan lo que quieran, que inventen escenarios de todas las manos. Para mí no hay f

El bolude que usa todes

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 Mensaje a la comunidad. Al que no le guste que meche de vez en cuando lenguaje inclusivo, haría bien en retirarse. Porque, viste, de algún modo esta es mi casa virtual, así que no seré yo el que se vaya. Te molestan los gatos, te dan alergia?, juira, es su casa también, no la tuya. Ese cuadro en la pared te desagrada, ahí va a quedarse colgado, tomá tu campera o cerrá los ojos, saltá por la ventana. Por eso yo no voy en tren, voy en avión, no necesito a nadie alrededor.  Voy a votar al Frente, pero yo no soy el frente, ni un frente distinto embonado en un frente más grande; seré votante pero no votado. Ni mi muro es una asamblea, ni rigen  acá democracias, autocracias, monarquías ni estatutos del peón.   Esta es una cuenta más, que incluye mi nombre sin diéresis y mi foto en un redondel.   Acá voy a usar lenguaje inclusivo cuando me salga de los cojones. También voy a inventar neologismos, voy a usar el signo de admiración al estilo yanqui, e incluir palabras q

Vos bien?

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Tengo amigos, gente que quiero de verdad, que no sabe escuchar, que suele apurarme a tomar algo cuando tiene algo que contar. Total, mi turno es siempre, soy uno que habla por la radio, soy uno que postea hasta de sus gatos y sus sueños; mi problema no debe ser ajeno al que ande por acá. La cosa pública, la res publica. Así que contame vos en qué andás, qué sabés, qué te parece, qué se vendrá. Una buena manera de estar solo, tomando con otro un café. Por eso tantas veces prefiero el silencio, ahí donde me esparzo en preguntas que no tienen por qué tener sus respuestas. Sabe más de mí una nube que contemplo en una tarde que un par de amigos que me hablan del Alberto. y a veces creo que soy yo, que me creo especial, que la voy de listo y soy un gil. Pero sin que eso sea mentira, no me parece que deje de ser cierto que vivimos en un mundo con menguantes capacidades de salirse del propio ombligo. Monólogos alternados a interrumpidos a los que llamamos erróneamente diálogos

El querido invierno en el infierno

Soy de los que reivindican el frío, uno más  del tan vapuleado winter team. En verdad no es tanto eso, es que sufro demasiado el calor. Me angustian de verdad los pronósticos que en verano auguran temperaturas que superan los 30 grados. Porque nunca fui amante del sol (mi piel es de un blanco teta-de monja-sueca; el astro rey me odia), y en consecuencia detesto la playa (y el sistema humano que allí se vuelca), y – sobre todas las cosas- porque mi departamento es como un horno pizzero, junta calor durante el todo el día que me hace la vida imposible. En cambio al frío te lo sobrellevo. Me parece que empuja a la introspección, lo contrario a la banalidad del verano. Me gusta la ropa para frío, me gusta el viento, me gusta la comida de olla, me gusta envolverme en frazadas… Y... un hombre en situación de calle se murió de frío.  Se murió de abandono, de exclusión, de neoliberalismo al estilo Macri. Entonces queda mal decir que el frío es lindo. Porque las redes convie

Mensaje (extraoficial y supernumerario) de la runfla

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    Sí, eso somos y seremos, un aguantadero, un redil de almas turbias, el barco de los malditos, un rejunte de blancos cevés y negros prontuarios.   Vendrán a minarnos de contradicciones, llegarán secándose la pera de fluidos ajenos con el dorso de una mano, se arrimarán a decir lo contrario de lo que dijeron hace diez minutos, derrotados una y otra vez por los archivos, que no, no resisten. Serán -y vas a inventariarlo hasta el cansancio- los que bancaron lo definitivamente imbancable, la claque cesante de estos ladrones, los reidores del ajuste, los Judas que vendieron a tus hijos por menos de 30 denarios y dos sánguches de miga medio secos.  Pero ¿sabés qué?, ¿sabés qué? (imito a Cristina reiterándose por encima de los cánticos), ¿sabés qué? Nos vamos a juntar para derrocar a Macri, para sepultarlo debajo de una parva de votos; a él, a Vidal, a todo lo que representan cada une de estes soretes que gobiernan, más los maraños que flotan en sus medios afines, más los círcul

Apología del gato

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  Yo era como usted, también miraba con cierta apenada extrañeza a los amantes de los gatos. Locos, locas, enfermos de soledad, rendidores de pleitesía a esos bichos peludos, alergénicos y apáticos; me reía de esos patéticos inventores de atributos para estos -a fin de cuentas- meros animales que se reproducen como plaga y asoman por paredones.     Ahora pertenezco a los otros.  Adopciones   Un día nos trajimos a Chaplín (por un rato se llamó Silvestre, pero lo rebautizamos Chaplín, así con acento en la í, porque parecía llevar traje con chaleco negro y pechera blanca, y porque justo estábamos viendo películas del genio), lo trajimos en una caja de zapatos, en el viaje en remis más tortuoso que yo recuerde. Lo acepté porque antes lo había aceptado de manera teórica, en un tren de hipótesis que no iba a salirse nunca de la estación. Pero los gatos nacen, y este bicho negro bellísimo necesitaba un hogar, porque "Valen ya tiene muchos y ahora está viviendo en
 Adquirí un hartazgo y tengo que alimentarlo. Porque sé cómo funcionan: aparecen como el justo complemento que precisa mi depresión para emerger y después se van, dejándome funcional a la misma farsa de la vida que vino a enfatizar el hartazgo. Son fugaces e intensos, una epifanía acerca del sinsentido de la vida, una proclama sobre la tragicomedia del vivir, un masivo derrumbe de las máscaras con las que interactúo. Todos se ven tan reales. Algunos son huecos, algunos son jodidamente falsos, con lo que las máscaras caídas revelan otras mascaras. Yo mismo soy un farsante, contenido de decir lo que pienso, tragando toneladas de ingeniosos insultos que mi cabeza harta va urdiendo. Me porto bien, me comporto como si la estupidez no fuera ese gran elefante que está en la habitación y nadie nombra. Huele la bosta del paquidermo, barrita la bestia, se baña con chorros de diplomacia que escupe por su flexible nariz. ¿Sabemos los importantes que vamos a morir? ¿Lo saben ustedes, llenando el e

Al fondo que hay lugal

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     Como a japoneses en un subte, en los tiempos por venir nos van a empujar hacia el centro del espectro político. Oriundos tanto de las estaciones de la izquierda como de la derecha, este embutido en vagones variopintos, ajenos a nuestras respectivas tribus, estará signado por el asqueroso tufo de lo alterno, del olor a caca disimulado a fósforo de los que suban con un pasado repudiable.   Entiendo que este apretuje será más incómodo cuanto menor sea el tiempo que llevamos  cada une comprendiendo las lógicas peronistas. Y ni hablar si el bagaje peronchoide que se lleva se limita a la figura de Cristina, ahí se puede complicar. Del acto del sábado, del spot que se armó con imágenes de ahí y de cierta actitud de la propia CFK, me voy haciendo la idea que van a "nestorizar" y a un tiempo "descristinizar" la campaña. Y no sólo desde el discurso, lo que hará más difícil el tenedor libre de batracios que lleguen en consecuencia.   Es como que han puesto un

Tanito

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 Hay un señor de mi barrio que me da lástima. Qué sentimiento ambiguo ese, aunque más bien se tiene a la lástima como una de las formas del desprecio. Te tengo lástima, me das lástima, sólo siento lástima por vos. Pero yo no desprecio a ese señor, no lo menoscabo, no le quito ninguna dignidad. Sólo me embarga cierta tristeza al verlo, me da lástima.   Hoy es otoño y a las cuatro de la tarde esperaba  yo   el 591, que según la app iba a llegar en cinco minutos. Y venía el hombre, bajando la cuesta, proyectando por delante una sombra larga.  No sé nada de él, y a la vez algo sé, es un petiso de la baja italia. Hay un caoba tapando las canas de su pelo corto y débil, de un pelo apenas encrespado, coquetería que me resulta extraña para un tanito siciliano de más de 60. Ropa enorme, campera amplia, pantalones anchos. Lentes marronáceos también, a lo Nicola Di Bari (¿será di Bari?); lo vi de frente cuando giró para esperar, más allá, el mismo colectivo.   Pasó delante de mí, bajó la loma

Cansados de llevarnos puestos

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¿Por qué estoy tan cansado? Me lo pregunto a cada rato, cansado del cansancio que me persigue sin descanso. ¿Qué hice, para semejante fatiga? No hombreé bolsas, no piqué piedras, ni cavé zanjas, ni coseché papas. Si hasta trabajo sentado; tomo colectivos en horarios y zonas en las que puedo sentarme, estoy sentado en casa, estoy sentado en el trabajo. Mi vieja en la peluquería ha estado 10 horas de pie y yo acá, dele sentarme. ¿Será alguna enfermedad, un parásito, ya me oxidó el oxígeno? En este autodiagnóstico, y ya descartada la ausencia de vitaminas y la posibilidad de una anemia, me meto obligado en el turbulento mundo de lo anímico. El Ser, tengo cansado. Como dijo un personaje de Osvaldo Soriano: estoy cansado de llevarme puesto. La argentinidad cansa, es una armadura de plomo, un yeso que cubre todo el cuerpo, un relleno de bulones que hacen a Argentina una patria muy difícil de cargar. Lo mismo que te hace amar el país, te hace odiarlo hasta la náusea; está lleno de gen

Los mortífagos

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   En Las reliquias de la Muerte los tres héroes intentan encontrar las siete partes en que El Señor Oscuro dividió su ser, los horrocruxes; cada uno debe ser hallado y destruido, sin que sea sencilla ni una acción ni la otra. Lord Voldemort dividió siete pedazos de su alma en sendos objetos, hechizo cuyo peaje fue cargarse a siete personas. Así, la total aniquilación de Quien No puede ser Nombrado, dependerá de la destrucción previa de esas cosas impregnadas de mala onda.  Mientras el trío de oro se hace de cada objeto y trata de romperlo, los mortífagos se han apoderado del Ministerio. Desde esa cumbre del poder mágico los malos inician una purga masiva, tratando de borrar de la faz de la tierra tanto a los de sangre impura como a los sediciosos que juegan para el bando del bien. Ni Hermione ni Harry están particularmente preocupados por esa casa de brujas, la una porque su padres muggles ya ni la recuerdan (les mandó el hechizo Obliviate y hasta desapareció de sus fotos), el