Mensaje (extraoficial y supernumerario) de la runfla
Sí, eso somos y seremos, un aguantadero, un redil de almas turbias, el barco de los malditos, un rejunte de blancos cevés y negros prontuarios.
Vendrán a minarnos de contradicciones, llegarán secándose la pera de fluidos ajenos con el dorso de una mano, se arrimarán a decir lo contrario de lo que dijeron hace diez minutos, derrotados una y otra vez por los archivos, que no, no resisten. Serán -y vas a inventariarlo hasta el cansancio- los que bancaron lo definitivamente imbancable, la claque cesante de estos ladrones, los reidores del ajuste, los Judas que vendieron a tus hijos por menos de 30 denarios y dos sánguches de miga medio secos.
Pero ¿sabés qué?, ¿sabés qué? (imito a Cristina reiterándose por encima de los cánticos), ¿sabés qué? Nos vamos a juntar para derrocar a Macri, para sepultarlo debajo de una parva de votos; a él, a Vidal, a todo lo que representan cada une de estes soretes que gobiernan, más los maraños que flotan en sus medios afines, más los círculos rojos del orto, más los fondos buitres y les economistes hijes de una estación espacial llena de caca de chihuahua que se empoderaron de la patria como una garrapata gigante que te seca la sangre y te lleva colgando como un trapo convertido en objeto transicional.
La que se viene es una poronga descomunal que nadie desea, es la poronga más siniestra que a ningún gobierno le habrá tocado nunca domar. El default estará en el horizonte; nos correremos dos pasos, el cobrador se nos vendrá en moto, tranqui a 150, con una cimitarra. ¿Para qué servirá el fantasma del default? Pues para correr, para esquivar, para hacer de todo menos volver a ajustar sobre los que menos tienen, sino al revés, para que paguen ellos, los que la fugaron grosa, los que la levantaron en pala y los que desde el fmi tiraban dólares a este incendio del que sólo querían salvar a este inepto que nos enchufaron de presidente 4 años. Y en el mientras tanto intentar, al menos, que el corazón económico del mercado interno vuelva a latir, que es decir levantar persianas de fábricas, que es recuperar la capacidad de consumo, estimular las economías regionales. Esas cosas.
Lo que se dice una locura,
lo que se dice una locura de raigambre peronista,
peronistoide, neoperoniste permacultural, panperonismo, panparapapá
Vos no.
Vos mantenete así impecable, cuidá los zapatos que no se enchastren, alejate de los chorizos que explotan, atenete a la letra del ya rancio libreto gorila, quedate gritando que el cuervo larroque una vez te empujó, seguí ahorrando en carne lo que se lleva la boleta de la luz, buscando pebeíses robados, que a lo mejor están en tu patio; hacé un pozo, que te ayude el pitbull.
Sos la reserva moral de la patria,
aunque te haya chupado un huevo la mala murga de Comodoro Py.
Sos todo lo que está bien, excepto ganar.
Ganar, en este suelo sembrado por el aguacero de la derecha, formateado por el goteo pertinaz del desprecio y el odio hacia los pobres, implica arremangarse para predicar en medio del barro podrido, convencer de la conveniencia de otro rumbo (de uno donde sí quepa el otro) a los cegados por el odio, a los que prefieren -como acaso vos- apostar a gobiernos decididamente macabros que los hambrean, antes que dar el brazo a torcer de su lectura adrede contaminada de la historia.
De este lado ya nadie sostiene que el pasado fue perfecto. Pero algo de muy bueno debía tener para que en tantas heladeras hubiera queso, para que se hayan vendido tantas heladeras, para que se hayan puesto satélites en órbita.
No nos une el amor, amigue, nos une el espanto. Es una unión tan olorosa que -lo sabemos- vamos a respirar por la nariz. Pero el fin justifica estos medios (qué otra cosa justifica los medios sino los fines). El fin es que no tengamos a la mitad de les niñes por debajo de la línea de pobreza, jubilados disimulando que no toman la pastilla, muriendo, para que coma su familia, discapacitados abandonados en colchones, deudores de créditos uva ahorcados por la deuda, autos definitivamente abandonados, personas cagándose de frío, yendo a vivir a la puta calle.
Qué vas a hacer, impoluto, te pregunto con impostado respeto, ¿meternos la pata para que no seamos nosotros los que ganemos, porque acaso tenemos una parte de los blasones manchados?
Dejate de joder. El Perro del Hortelano, que no come ni deja comer, que no gana nunca, porque ganar es perder, ganar es perder ese himen de la pureza política, que sólo se mantiene intacta porque no coge ni pretende hacerlo, porque nadie es merecedor de semejante regalo, que de tan guardado se convierte en reliquia.
Política es barro, porque la gente lo es, al menos en Argentina. Tal vez los nórdicos, ahítos de hidrocarburos y estabilidad estatal, puedan librarse de estas mugres, cerrando a veinte candados la suciedad manifiesta de los inmigrantes que les tocan timbre. Blancos, puros, radiantes, en su barrio privado de escuelas sin materias y con excelentes resultados. Acá motochorros, banquerochorros, pseudoperiodistas que arman operetas en la casa, fiscales que no van a declarar, provincias feudales. Y, también, el discurso de la anti política, que en aras de librarse de los imperfectos en los cargos electivos, entronizan a los mercaderes del templo, a esos a los que no vota nunca nadie. De dónde salen los Hitler´s o los Bolsonaro´s, sino de los que abjuran de la política por imperfecta.
Dejá de hacer papelones con tu bandera solitaria.
Si de este lado, del lado de este rejunte de sátrapas y probos, se consiguiera el triunfo sobre esta gavilla de ceos cambiemitas, que no te encuentre festejando por dentro por la derrota del macrismo, que no te encuentre en tu casa o en el club de los puros que no hicieron una mierda.
Después vemos, después depuramos y enderezamos, después pasamos lavandina, después decapitamos a Robespierre.
Dale, que lo urgente se nos juntó con lo importante.
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