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Disquisiciones lingüísticas

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  Me gusta el idioma. Para mí, que nunca salí del país, que ni pasaporte tengo, el idioma es un universo que me propuse conocer en todos sus rincones. Cada palabra incorporada es y fue un sello de visita en esa recorrida por los confines de la lengua. Desde ahí, y al querer también explorar las infinitas combinaciones en que juegan las palabras y se estructura el pensamiento, la llegada a la lectura era un sólo paso inevitable.  En mi casa había una biblioteca. Como todas, tenía libros propios de mis viejos y otros libros heredados. Las bibliotecas son países aluvionales, abiertas a la inmigración extranjera, donde todos los libros conviven en armonía, lidiando por darse un color de identidad, muchas veces sin encontrarlo.  Me levantaba en patas, después de haber terminado alguno de la colección Robin Hood o la Billiken, viendo qué otro mundo podía conocer. En esa biblioteca tenía varios montes Everest que me gritaban desde prosas impenetrables que todavía no est...

Una cátedra sobre el amor

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En cualquier conversación de las que participo respecto del tema de  los femicidios se llega a la misma encrucijada: no sabemos cómo pararlos. Nos angustia que cuanta más conciencia pareciera ir adquiriendo la sociedad, más femicidas y más feroces parecen salir de abajo de las piedras, casi como una respuesta. Alguien señala que lo mejor sería poner la pena de muerte, otre propone mecanismos de vigilancia social y más allá se concluye que hay que propiciar un cambio cultural, del cual no se nos ocurre el cómo o el cuándo. Digresión. Qué daño nos hicieron los autores de los libros de autoayuda o "de inspiración".  Los Ari Paluches, Coelhos y Stamateas, y antes los Bucays y los Buscaglias, se pusieron a contaminar terrenos por los que la filosofía viene caminando hace 2500 años en búsqueda de respuestas. Y uno, nadie, puede seguir buscando por ahí, sin miedo a empantanarse en las miasmas de la pelotudez.  El amor, por ejemplo. Creo que el tema está en el amor, algo que ...

con los dedos en ve

Yo no quiero un abogado que me prometa la libertad, porque sé la gravedad del delito del que se me acusa: Portación de derechos, para consumo personal y para su tráfico, en concurso real con apología del estado. Tuve un boga socialdemócrata que le daba, con lágrimas en los ojos, la razón el fiscal. Tuve un defensor neoliberal que pidió que me aumentaran la pena. Uno que vino del trotskismo dio un largo discurso, pidió un minuto de silencio por unos muertos, argumentó por todos los presos pero se olvidó de mí. El radical, que se sentó de aquél lado todo el tiempo.  A mí me conviene, como a todos los humildes de la tierra, que me defienda un o una peronista. Me costó entenderlo.  No sólo porque desde ahí se cultivaron buena parte de los derechos con los que me agarraron, sino porque el peronismo sabe lidiar con estos tribunales, en verdad no los combate, pero les hace frente. Me defiende a mí, y al mismo tiempo se empeña en campañas para despenalizar la posesión de tod...

Y llegué a los 50

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Últimamente tomo con los gatos pequeñas lecciones para ser. Y no es otro panegírico gatuno, si tuviera un perro o una paloma, supongo que me enseñarían igual. Tal vez ellos, los gatos, campeones del hedonismo y del estar o no estar ahí, sean más enfáticos. La gata, ahora que el año empieza a frenar, me encuentra acá, se me sube, me pone las manitos en el pecho y echa su cuerpo encima de ellas con los ojos cerrados, con gesto de infinito. No tenemos que hacer nada, no hagas nada, no te levantes, no te estires a buscar el teléfono, enfocate en este instante que no va a repetirse. Y finjo entender aunque sepa que me levanto pidiendo perdón por estropear la clase de zen gatuno, que me levanto, que tomo café, que me pongo las zapatillas, que me voy y vaya a saberse cuándo vuelvo. Ellos (Chaplin y Zamba) lo van a volver a intentar, es su vocación docente. -Los gatos tienen la intención de enseñarnos que no todo en la naturaleza tiene un propósito.-Garrison Keillor. E...

EL EFECTO MARIPOSA

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¿El futuro está escrito o todavía hay que escribirlo? Dicho de otro modo, ¿hay un destino, un futuro perfecto o lo porvenir está sujeto a nuestras decisiones? Libre albedrío o determinismo. Parte de nuestras penurias cotidianas consisten en la incertidumbre por lo que vendrá, por eso que no existe más que en nuestras ambiciones y nuestros planes, que se cruzan con obstáculos fantasmáticos que se mezclan en la misma nube. Paradójicamente, una vida ya escrita, una vida espoileada perdería toda su gracia. Premisa que nos podría llevar a creer que la Argentina, país campeón de los giros dramáticos, es el país más divertido de la tierra. Y la verdad que no lo es. Le propongo un juego. Tiene que elegir entre dos destinos Destino A. Ganarse un millón de dólares en el quini Destino B. Que un asteroide gigante haga mierda el planeta. Ya eligió? Destino A.   Usted, que es un croto como yo, de golpe pasa a ser millonario. Iujuuu. ¿Cómo se cobra? ¿Dónde guardo la ...

Miel y mayonesa

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Iba a salir a comprar un sachet de mayonesa. No me es imprescindible ponerle mayonesa al arroz con atún que me hice al mediodía. Iba a comprar mayonesa como parte de un mecanismo que ya me conozco, comprar es conectar. Empieza la época del año en que me quedo solo por momentos y en esa soledad me caigo para adentro, me vuelvo (me retorno) existencialista. Entonces salgo a comprar cualquier cosa para conectar con ese mercado mundo que no soy yo, que es lo otro, que me saca de una introspección inútil. Comprar mayonesa es apoyar por un momento los brazos en el borde de la pileta profunda en la que nado en pensamientos sombríos, fatales, absurda y sabiamente rebuscados. Por ahí vuelvo del almacén de la rubia con el sachet de Natura y el agua ya se fue, la pileta se vació, y pongo la tele, me hago otro café o cambio las piedritas de los gatos. Esos rituales rutinarios que automatizan. Estoy cerca de cumplir 50, tengo adentro una pulsión de escribir un manifiesto. Pero todavía falta...

La fiesta, la contrafiesta

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Cuando estalle la última burbuja del hombre hecho de burbujas con el corazón podrido de carbón, cuando se disipe la nube de polvo que deja a su paso demoledor, cuando nos lavemos la cara con el agua de empezar de nuevo, cuando la noche no sea una travesía, conciliemos el sueño, equilibremos nuestra caja de ritmos toráxicos, no nos mate una factura de la luz, no nos duela este dolor sin remedio. Te espero con crayones, acrílicos y cartulinas, te espero con guitarras, con bajos y flautas traversas, te espero a danzar entre los escombros, te espero a desenvolver ilusiones que parecían muertas, para celebrar la sorpresa de haber sobrevivido. Quiero que nos odien como nunca, los quiero como caracoles manando espuma, indignados arrancándose la piel, mascullando, maldiciendo, agitando sus paraguas, quiero a Mirtha enojada aunque sea en forma de marioneta. Que digan arriba que se cerró la grieta, que digan lo que quieran, que inventen escenarios de todas las manos. Para mí no hay f...