Pulso
Para que el ventilador refresque mis axilas,
me tomo de la madera curva del respaldo de la cama, con ambas manos. De tal manera que los dedos, apretados allí, se autoperciben el latido de sus venas.
Por un instante creo que es la cama la que tiene pulso, que es ella la que está con vida.
me tomo de la madera curva del respaldo de la cama, con ambas manos. De tal manera que los dedos, apretados allí, se autoperciben el latido de sus venas.
Por un instante creo que es la cama la que tiene pulso, que es ella la que está con vida.
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