17/10


Decirse católico es decir nada
Yo lo fui, y estaba convencido de que el bien estaba en el catolicismo.
Pero después conocí personas ateas con eso que yo consideraba “sensibilidad cristiana”, así como había conocido a gente con todo el rótulo de Católicos Apostólicos y Romanos que eran un canto a la hipocresía, terribles soretes que se persignaban y comulgaban todos los domingos.
Cada uno se cuelga una cocarda, un gafete que supuestamente lo identifica
Vegano, Marxista, Feminista, Monógamo, Melómano, Dipsómano, Misántropo, Hedonista, Guevarista, Ebanista, Evasor, Censor, Cuentapropísta, Licenciado en Comunicación, psiquiátrico, onanista, fisicoculturista, ascensorista, cartero, partera, abortera, carnívoro, frugívoro, heterosexual, papanatas, voluntarioso, haragán.
Nos definen los actos, el todo, la suma de las acciones, la suma de las decisiones, incluyendo las equivocadas.
Yo fui un borrego de izquierdas y gorila. Creía del peronismo que era una excusa que abarcaba demasiadas cosas  para ser una declaración de principios. Era Menem y John William Cook; el Cafiero con Isabel y el Cafiero gobernador renovador; Mugica y Otalagano, Duhalde bueno y Duhalde malo; el Perón del  45 y el  Perón moribundo; los que se quedaron en la plaza y los que se fueron de la plaza.
Yo era internacionalista. Porque las masas un día iban a reaccionar con el motor de su conciencia de clase, por encima de la ideología nacional, saltando la trampa gatopardista de cambiar algo para que nada cambie, aunándose los obreros de Morón con los trabajadores de Chicago, los de Lanús con los de Varsovia, todos de la mano para librarse del yugo opresor de los dueños de los medios de producción.
Pero la historia se empecina en escribirse fuera de libreto. Estaba buscando identidades cuando ya se tenían.
Mientras yo intentaba que me entiendan, había peronistas que ya entendían al pueblo que nunca me entendió.
Mientras yo hacía vanos intentos por concienciar a la masa anónima, había un peruca que les conseguía una garrafa a Osvaldo y a María. Clientelismo, populismo, pancismo, ellos tenían una garrafa y yo un discurso esclarecido forjado en la Europa de la Revolución Industrial.
Pero ahí está la Argentina que te pule, que te ubica en la palmera. Los peronistas son todo, y más o menos todos nos transformamos en peronistas. Y de Néstor para acá ni te cuento, y de Cristina para acá ni te cuento.
Mientras no llega la revolución, mientras se tarda el hombre nuevo, alguien tiene que subirse a la mesa y repartir la torta. No hay nuevo reparto posible sin acumular poder, no hay poder sin identidad, no hay identidad argentina sin peronismo.
Me cago una y mil veces en el carnet, me hago en las barreras de los que se adueñan de movimientos e ideologías. Porque, insisto, no hay otra identidad que la que dan las acciones. Las ideas, en ese vapor constante de lo que no termina de realizarse, tienden a cruces e hibridaciones, el caldo primitivo de todo lo que puede ser. Navego ahí, en la transición, revisando en base a la experiencia, reescribiendo mi propio itinerario, que se coteja con lo que está escrito en el cuerpo. Porque pasan los años y la Argentina  te pega como churro paraguayo, te enseña sobre lo que creías aprendido, te encuadra en la pulsión de sobrevivencia, esa que te hace entender que no hay libreto que resista al pisoteo de una realidad condenada al cambio. La política es cambio, la realidad es cambio, el progreso es cambio. Nada permanece, lo nuestro es cambiar, lo nuestro es resistir, lo nuestro es crear. Lo nuestro es caer sobre la estupidez a cachetadas, lo nuestro es disipar la nube de pedos que nos hace creer que las cosas van a arreglarse solas. No, las cosas no se arreglan solas, las cosas tienen movimiento, las cosas no se arreglan solas.
Es un auto de fe, una conversión, una deconstrucción permanente para cambiar el mundo.
Un saludo a los compañeros peronistas,
de alguien que también lo es
 aunque no necesite certificados, ni puestos en la lista,
ni le salga la marcha, ni se crea los dedos en ve
(que en verdad inventó Winston Churchill,
que ese sí era alto facho)
Viva Perón
carajo


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