Te esperan con daikiris en la playa La concha de tu Hermana.
Gente que de toda la vida me pareció muy tonta,
embarcada en solidaridades módicas hacia perros menesterosos,
publicando uno y otro viaje con fotos de sí misma en todas las playas del planeta, en la misma exacta posición, con la misma información no requerida.
Gente que de seguro fruncía la cara ante la política, despreciando el tema sólo por no importarle la vida cotidiana de los otros, que se creía informada por ósmosis, a través del tamiz simplificador de las corporaciones mediáticas.
Gente que en su vida estudió a fondo un tema de esos que atañen a todos sus compatriotas.
Esa gente a la que en algún momento, y vaya a saberse por qué, le apreté el botón de confirmar amistad,
ahora resulta que se les da por opinar sobre lo que a mí me importa , o bardear con la chicana que alguno de ellos piensa, sin siquiera ponérsela a pensar medio minuto sobre los efectos que esa palabras pueden provocar.
La misma gente que ahora predica unidad, y ay basta de violencia verbal y trabajemos juntos por un país más mejor y se desgarra las vestiduras porque les estropeamos la esperanza, después de haberse pasado años empuñando la cacerola con un odio que le deformaba la cara,
ahora, ahora que su casta llegó a la meta, se envalentona para decirme, por ejemplo, que si no me gusta el nuevo gobierno agarre los petates y me vaya.
Paso a segunda persona del singular
No me voy a ir, pelotudo/a, no me voy a ir justo ahora que tus globos llegaron al techo y corre peligro la jubilación de tu tía, el trabajo de tu vecino, el pan de mis hijos.
Porque ya vi lo que hizo ESA IDEOLOGÍA DEL ORTO QUE VOTASTE cada vez que estuvo en el gobierno. Lo ví porque leía los diarios, incluso Clarín, mientras a vos te chupaba un huevo al sol como lagarto en una playa de saint tropez.
Pero no te va a llegar este mensaje. Porque me decís que me ponga a laburar, como si no hubiera hecho otra cosa desde los 13 años; te respondo y ahora vos, ahora vos, pelotudo de la Unión Nacional de pelotudos, eliminás la amistad que alguna vez me pediste.
Andate a la playa, imbécil.
Ya encaramaste a tu mejor representante.
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