Paren a Gardel, si sigue cantando la arruina
Esta semana empecé mi año lectivo como docente de eter, gran único terciario de comunicación de mar del plata. Estaba con los alumnos de locución, disertando sobre la producción de programas, cuando sugerí que si van a hacer un programa de jazz, porque esa es la consigna, no vayan a wikipediar "jazz" y con lo que ahí diga producir el discurso o planificar el primer tema musical, porque es el primero que registra la historia del género en el artículo correspondiente de la enciclopedia virtual. Porque el que quiere escuchar jazz quiere escuchar lo que el oído medio contemporáneo de los jazzeros establece inorgánicamente como bueno. Si bien es cierto que hay clásicos inevitables, las novedades y la evolución de cada ritmo ocupan, deberían ocupar buena parte de las preferencias. Mezclar armoniosamente. Les decía: "porque con el tango pasa lo mismo, si queremos hacer un programa de tangos, no podemos pegar con Magaldi; tendrá que estar, pero es indispensable que integremos las nuevas voces y letras, que hoy por hoy están cantando desde la música ciudadana a los asuntos del siglo XXI". Y conté que en el antro de perdición de la ignorancia donde me desempeño (ver link Polo Norte) el otro día vinieron unos tangueros a cantarle a Gardel. Además de que no vino ni el loro, advertí que, efectivamente, los tipos cantaban Gardel, tal cual. Todo, la voz, las tres guitarras. Y me pareció una bosta, perdonenmé. Porque una cosa es Gardel Gardel, el original, el que conquistó al mundo antes de estrolarse en Medellín, al que hay que escuchar con frituras y reconocerle su enorme talento. Pero es un talento de allá lejos y hace tiempo. Hoy, la música aquella, reproducida textualmente, es tosca, brutal. De otro modo, Gardel debería seguir liderando los ránkings. Y no lo hace. Nuevos instrumentos musicales, nuevas máquinas editoras y otras inflexiones vocales vinieron a reemplazar aquellas, aunque las sigamos valorando, ubicándolas en su tiempo. Pasa con el cine, con la pintura, con el teatro, con todo. Evolucionamos, cambiamos...
Y después me puse a pensar en las idelogías. Y después me puse a pensar en los discursos y en el oído medio. Y en cuánta frase hecha. Y en cuánto trabajo por hacer desde el pensamiento.
Gardel no canta cada día mejor, ni ahí.
Comentarios
pd: el link empieza con Hitler pero a mitad del texto bajo el subtítulo de Huesos duros de roer aparece Carlitos. Lo encontré buscando una leyenda que no encontre que situba el fallecimiento del Zorzal en un pueblito de Barcelona a los 90 y pico de años.