Lo malo de creerse un rey sin corona es que la vida se empeña en decirte que ningún reino te pertenece.
CARTA ABIERTA A LA SEÑO DE JARDÍN
Querida Seño Eugenia: Te agradecimos personalmente. Pero decido escribirlo, acaso para poder expresar mejor la dimensión de este “gracias”. Todos hacemos lo nuestro. Cada quien con su ocupación, con su trabajo, hace lo mejor que puede. A veces ponemos más ganas, otras menos. Y por cierto los agradecimientos no abundan, no es más ni menos –entendemos- que la responsabilidad que nos toca. Pero a vos sí queremos decirte gracias. Porque de todos los trabajos que existen, el tuyo tiene que ver con nuestra mayor riqueza: nuestros hijos. Y cada día del año dijimos gracias. Hoy, ya en la despedida, juntamos esas gratitudes para que te las lleves, para que tengas constancia de vos misma, de lo que pudiste generar en cada una de nuestras familias. Son pequeños gestos, tal vez. Contarnos que “hoy le dolió la panza”, que “hoy no quiso hablar”, que “se siente triste”, que está contento. Pequeño reporte cotidiano de nuestros pequeños, desde alguien
Comentarios
no es facil ,pero llega la recompensa. ánimo y como decía el che :hasta la victoria,siempre.
¿que pasó en la reunión del puente, por que no está la entrada al blog?
besos. Nélida
Entonces no es la vida la empecinada en indicarnos que estamos ayunos por completo de posesiones y súbditos. Es la propia conciencia, que como divina condena, nos acomete y arrostra, inclemente, tal mediocridad.
Ni aún del leve mantillo de tierra que finalmente lo cobije, es digno el pedante.