Real computer
existe alguna frase más perversa que ésta:"La única verdad es la realidad" ? (J. D. Perón, obvio)
Hace unos 20 años, en la planta alta de un café de la calle Catamarca, empecé un curso (de los muchos que solía empezar por entonces) que todos considerábamos indispensable. Sin haber visto una computadora y sin tener de ellas más que una vaga idea (un televisor blanco y negro con un teclado y un radiograbador con un cassette que oficiaba de unidad de memoria), en aquel curso y en aquel cuaderno escribí C:/ y a:/ y una cantidad de términos extraños. También recuerdo que el docente (al que olvidé por completo) explicaba lo aleatorio con un mazo de cartas, algo que hoy en día ignoro qué vinculación tiene con las computadoras.
Hoy, pese a las Apple y a los muchos intentos por destronar al rey, informática es sinónimo de Windows y la C:/ es escrita por el sistema al encender la máquina.
De aquella misma época, en que los adolescentes éramos impelidos a aprender el lenguaje BASIC, recuerdo el uso de un término que hoy está extinto: la real politik. Palabras alemanas acuñadas por Von Bismarck, pero de escritura frecuente en la prensa nacional.
Es que por entonces había una política ideal a la que se hacía necesario bajar a tierra para que se estrellara contra la realidad. Era el ocaso del mundo bipolar, aún particionado entre el modelo soviético y las variaciones socialistas y el cuestionado pero tenaz sistema capitalista. Era dable de encontrar (hasta en las mesas familiares!) un debate acalorado entre lo fáctico y lo deseable, era esa superposición dialéctica lo que constituía la política.
Sobre el fin de los 80’, el colapso soviético se llevó puesta la real politik, toda vez que el certificado de defunción de las utopías y la historia – si bien absolutamente fraguado por el bando vencedor – ilegalizó toda política que no fuese la real, es decir la que se estaba cometiendo. Al principio el pragmatismo fukuyámico tuvo un comienzo chabacano, embriagado de triunfalismo. Pero en los 90’s se dió la oportunidad de madurar el discurso, mostrándose menos ansioso y acaso contemplativo con las escasas ideas alternativas. Al fin y al cabo, puede resultar conveniente exhibir alguna amplitud que legitime la supremacía. Como quien declara un amigo judío o un amigo puto como escudo ante las condenas por intolerancia.
Hoy el debate parece muerto. Ya no resulta necesario bajar a la realidad, porque nadie despega los pies de ella. Así como son pocos los que pueden bucear la informática en aguas más profundas que Windows, no son demasiados los que pueden pergeñar un mundo sin dar doble clic al capitalismo como programa único para procesar textos.
Hace unos 20 años, en la planta alta de un café de la calle Catamarca, empecé un curso (de los muchos que solía empezar por entonces) que todos considerábamos indispensable. Sin haber visto una computadora y sin tener de ellas más que una vaga idea (un televisor blanco y negro con un teclado y un radiograbador con un cassette que oficiaba de unidad de memoria), en aquel curso y en aquel cuaderno escribí C:/ y a:/ y una cantidad de términos extraños. También recuerdo que el docente (al que olvidé por completo) explicaba lo aleatorio con un mazo de cartas, algo que hoy en día ignoro qué vinculación tiene con las computadoras.
Hoy, pese a las Apple y a los muchos intentos por destronar al rey, informática es sinónimo de Windows y la C:/ es escrita por el sistema al encender la máquina.
De aquella misma época, en que los adolescentes éramos impelidos a aprender el lenguaje BASIC, recuerdo el uso de un término que hoy está extinto: la real politik. Palabras alemanas acuñadas por Von Bismarck, pero de escritura frecuente en la prensa nacional.
Es que por entonces había una política ideal a la que se hacía necesario bajar a tierra para que se estrellara contra la realidad. Era el ocaso del mundo bipolar, aún particionado entre el modelo soviético y las variaciones socialistas y el cuestionado pero tenaz sistema capitalista. Era dable de encontrar (hasta en las mesas familiares!) un debate acalorado entre lo fáctico y lo deseable, era esa superposición dialéctica lo que constituía la política.
Sobre el fin de los 80’, el colapso soviético se llevó puesta la real politik, toda vez que el certificado de defunción de las utopías y la historia – si bien absolutamente fraguado por el bando vencedor – ilegalizó toda política que no fuese la real, es decir la que se estaba cometiendo. Al principio el pragmatismo fukuyámico tuvo un comienzo chabacano, embriagado de triunfalismo. Pero en los 90’s se dió la oportunidad de madurar el discurso, mostrándose menos ansioso y acaso contemplativo con las escasas ideas alternativas. Al fin y al cabo, puede resultar conveniente exhibir alguna amplitud que legitime la supremacía. Como quien declara un amigo judío o un amigo puto como escudo ante las condenas por intolerancia.
Hoy el debate parece muerto. Ya no resulta necesario bajar a la realidad, porque nadie despega los pies de ella. Así como son pocos los que pueden bucear la informática en aguas más profundas que Windows, no son demasiados los que pueden pergeñar un mundo sin dar doble clic al capitalismo como programa único para procesar textos.
Comentarios
Como frase aplicable a un amplio espectro de temas, hubo un lindo cruce de ideas en el blog de María (http://cronicasnadasutiles.blogspot.com/) en un post del 9 de marzo...
Como observación sobre la política actual en general, totalmente de acuerdo. PERO... siempre en algún lado queda escondido ese mosquito con sangre de dinosaurio que, dadas las condiciones, puede servir para restaurar realidades que creíamos perdidas. Habrá que esperar algún Spielberg...
Abrazo.
Hoy los pibes escribenb Politik.. pero porque son unos vagos y se ahorran letras... la ideología se trafica en mensajes de texto!!!
saludos mang-hostiles