Recetas antiguas por si un día nos quedamos sin luz.
Voy a describirlo: consistía en un tablero de madera que se apoyaba en tacos del mismo material y de distinta altura para darle inclinación. Recuerdo vagamente que las zonas de rebote estaban recubiertas de bandas elásticas y que la salida de la bolita era un extraño artificio de caucho, cuyo estiramiento era liberado por un broche.
Me había propuesto hacer un post del estilo retro con algunas cosas que no quería que se pierdan ni en mi memoria ni en el espacio. Para eso empecé a buscarlas con las imágenes de Google. Y descubro que no hay caso, que algunas ya fueron olvidadas por el robot.
De modo que iré mencionando sin la estampita correspondiente. Esta primera descripción fue la del flipper casero. Si bien yo no era el constructor, pues eran cosas para las que se daba maña mi hermano Marcelo, recuerdo que miraba ese aparato fascinado. Lo más extraño es que dudo que haya conocido los pinballs de verdad antes que éstos. Horas esperando que llegue mi turno para jugar. Eran los tiempos en que muchas cosas se hacían en casa. La época de los carritos a rulemanes que, oh sorpresa, también carece de imágenes circulando.
Un rectángulo de dos o tres maderas unidas, apoyado en su parte trasera en un eje encastrado en un par de rulemanes. En su parte delantera este mismo eje era móvil (sujeto a la base con un tornillo y tuerca) lo que permitía conducir la cosa para un lado y para el otro mientras se recorría una pendiente. Remataba el aparato una soga atada a los extremos delanteros para guiar con las manos el movimiento que se hacía con los pies.
Buscando unas perlas televisivas, tampoco encontré dos dibujitos muy breves que daban con el Show de Archie: era el bombero Fosforito y la bruja Brujilda. Por suerte sí dí con "mis alas son como un escudo de acero": el inefable Batfink
Y sensaciones y ritos de la infancia. Como ese de ir contando las páginas leídas y cuántas faltaban para llegar al descanso de la ilustración, mientras nos metíamos en alguna novela de la Colección Billiken.
O ese ingenio que nos permitió, vaya a saber con qué infante astuto mediando, reemplazar las ruedas de los autos de plástico con una cuchara con un toque de masilla en el interior del vehículo para darles estabilidad.
En fin, la lista es larga y se me hace que -como en tantas cosas- no he de ser el primero en intentarla. Dejaré para una próxima la receta de los barriletes con caña, las ferias de revistas usadas y el redondeado de piedras para payana.
Me estoy volviendo un viejo nostálgico.
Nos vemos
Me había propuesto hacer un post del estilo retro con algunas cosas que no quería que se pierdan ni en mi memoria ni en el espacio. Para eso empecé a buscarlas con las imágenes de Google. Y descubro que no hay caso, que algunas ya fueron olvidadas por el robot.
De modo que iré mencionando sin la estampita correspondiente. Esta primera descripción fue la del flipper casero. Si bien yo no era el constructor, pues eran cosas para las que se daba maña mi hermano Marcelo, recuerdo que miraba ese aparato fascinado. Lo más extraño es que dudo que haya conocido los pinballs de verdad antes que éstos. Horas esperando que llegue mi turno para jugar. Eran los tiempos en que muchas cosas se hacían en casa. La época de los carritos a rulemanes que, oh sorpresa, también carece de imágenes circulando.
Un rectángulo de dos o tres maderas unidas, apoyado en su parte trasera en un eje encastrado en un par de rulemanes. En su parte delantera este mismo eje era móvil (sujeto a la base con un tornillo y tuerca) lo que permitía conducir la cosa para un lado y para el otro mientras se recorría una pendiente. Remataba el aparato una soga atada a los extremos delanteros para guiar con las manos el movimiento que se hacía con los pies.
Buscando unas perlas televisivas, tampoco encontré dos dibujitos muy breves que daban con el Show de Archie: era el bombero Fosforito y la bruja Brujilda. Por suerte sí dí con "mis alas son como un escudo de acero": el inefable Batfink
Y sensaciones y ritos de la infancia. Como ese de ir contando las páginas leídas y cuántas faltaban para llegar al descanso de la ilustración, mientras nos metíamos en alguna novela de la Colección Billiken.
O ese ingenio que nos permitió, vaya a saber con qué infante astuto mediando, reemplazar las ruedas de los autos de plástico con una cuchara con un toque de masilla en el interior del vehículo para darles estabilidad.
En fin, la lista es larga y se me hace que -como en tantas cosas- no he de ser el primero en intentarla. Dejaré para una próxima la receta de los barriletes con caña, las ferias de revistas usadas y el redondeado de piedras para payana.
Me estoy volviendo un viejo nostálgico.
Nos vemos
Comentarios
El flipper casero me resultó una absoluta novedad, ni lo sospechaba. El carrito de rulemanes fue tal vez mi primer auto, pero como habitante de las llanuras capitalinas, aquí requería de un cómplice que tirara. Era un privilegio encontrar barrancas para autopropulsarse como sí las hay por allá...
La colección Billiken, en mi caso, era la Robin Hood... pero vale lo mismo.
Y los autitos, a veces con una bolita de vidrio en vez de la cuchara y un pedazo de plomo entre la masilla... Dios, si yo pudiera recuperar el favorito, uno celeste y rojo pintado por mi madre con témpera según un diseño mío, entregaría mi sedan actual y el alma. Además del recuerdo de ese deporta nacional, lo que me maravilla es cómo nuestros padres nos dejaban pasar una tarde entera sin nadie que nos controlara, jugando en el cordón de la vereda - y a veces en la calle, según fuéramos diestros o zurdos - sin preocuparse por autos de verdad que nos aplastaran, secuestros extorsivos o escherichia colli contenida en ese modesto arroyito al que más de una vez iban a parar los bólidos, tras una caida atroz por el precipicio de granito...
Un abrazo. Feliz año!!!
Yo aún guardo la imagen del momento en el que con mis propias manos armé un barrilete, tenía 5 años.
Mucho tiempo tardé en entender por que nunca pudo volar.
Entendí porque los palos de escoba no son para esos menesteres...
Hace dos dias frené arrastrando gomas, en la vereda, un par de pibes jugaban con DOS CARRITOS RULEMANES, no lo podía creer. Por un momento volví a bajar pòr la Barranca Negra y arrastre´el culo por el verdín. Quise explicarselo a mi nieta, pero me parece que no entendió, claro, eran de madera y se sabe que los juguetes son de plástico y se hacen en China.
Osvaldo
PD: No eran "carritos de rulemanes" eran CARRITOS RULEMAN
Llegué aca porque me habia acordado el otro dia y me puse a buscar. Si tengo tiempo (y ganas construyo uno y te mando un par de fotos) Un abrazo.