Hay que arrancarle a los suicidas el monopolio del cansancio de la vida
Tres pelotas por un peso
pago y pago y las latas quietas
en un momento me quedo sin plata
y no tengo mas pelotas
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Anónimo ha dicho que…
El monopolio del suicida, es una excusa ante la vida; pero obviamente, solo de los cobardes (Monopolio de los cobardes…)
Probablemente la cuestión de las latas o la falta de dinero sea una justificación válida; pero la falta de pelotas, he de suponer, ha de ser una realidad del monopolio antes mencionado…
Querida Seño Eugenia: Te agradecimos personalmente. Pero decido escribirlo, acaso para poder expresar mejor la dimensión de este “gracias”. Todos hacemos lo nuestro. Cada quien con su ocupación, con su trabajo, hace lo mejor que puede. A veces ponemos más ganas, otras menos. Y por cierto los agradecimientos no abundan, no es más ni menos –entendemos- que la responsabilidad que nos toca. Pero a vos sí queremos decirte gracias. Porque de todos los trabajos que existen, el tuyo tiene que ver con nuestra mayor riqueza: nuestros hijos. Y cada día del año dijimos gracias. Hoy, ya en la despedida, juntamos esas gratitudes para que te las lleves, para que tengas constancia de vos misma, de lo que pudiste generar en cada una de nuestras familias. Son pequeños gestos, tal vez. Contarnos que “hoy le dolió la panza”, que “hoy no quiso hablar”, que “se siente triste”, que está contento. Pequeño reporte cotidiano de nuestros pequeños, desde alguien...
Ciertamente podría referirme a las elecciones, al precio de la calabaza o contar el choque del lunes. No obstante, he descubierto que lo que más me motiva es indagar acerca del sentido de la vida, filosofar de a pie, hacerme las mismas preguntas que siempre nos hemos hecho. Una frase que siempre repito: para quien no sabe adónde va, nunca soplan vientos favorables . Recientemente me topé con un contra apotegma: ir por allí sin rumbo, es la mejor manera de conocer lugares nuevos. Pero de una cosa estoy convencido: mientras uno no sepa cuál es exactamente el norte, todo lo que ocurra revestirá el carácter de accidente, sean buenas o malas todas serán sorpresas. La vida es impredecible como el mar y es bien complicado caminar sobre sus aguas.
Me gusta el idioma. Para mí, que nunca salí del país, que ni pasaporte tengo, el idioma es un universo que me propuse conocer en todos sus rincones. Cada palabra incorporada es y fue un sello de visita en esa recorrida por los confines de la lengua. Desde ahí, y al querer también explorar las infinitas combinaciones en que juegan las palabras y se estructura el pensamiento, la llegada a la lectura era un sólo paso inevitable. En mi casa había una biblioteca. Como todas, tenía libros propios de mis viejos y otros libros heredados. Las bibliotecas son países aluvionales, abiertas a la inmigración extranjera, donde todos los libros conviven en armonía, lidiando por darse un color de identidad, muchas veces sin encontrarlo. Me levantaba en patas, después de haber terminado alguno de la colección Robin Hood o la Billiken, viendo qué otro mundo podía conocer. En esa biblioteca tenía varios montes Everest que me gritaban desde prosas impenetrables que todavía no est...
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Probablemente la cuestión de las latas o la falta de dinero sea una justificación válida; pero la falta de pelotas, he de suponer, ha de ser una realidad del monopolio antes mencionado…