Materia pendiente
Se hace uno, se construye, se moldea. Más o menos conciente de su propia dimensión, uno encara diariamente la tarea de amasar la masa que lo constituye. Por momentos, el proyecto es ambicioso, y después de aplicar unos puñados aquí y allá, puede empezar a faltar arcilla. O a quedar pequeña la cabeza, o el torso queda bien, pero las piernas ser sólo los alambres de la estructura.
Y muchas veces pasa que hay que reducir las pretensiones, achicar la obra, economizar material, reservarlo para tiempos mejores. Nuestra figura es un modelo a escala de lo que podríamos ser. Una maqueta. Un souvenir tan pequeño que puede repetirse aquí y allá sin que se conozca jamás un todo, el todo olvidado en la arquitectura de lo cotidiano. Piérdense los planos, cámbiase de objetivos, ríndense los sueños a las posibilidades.
Pero llegan días en que recordamos la figura que queríamos armar en el principio. Y nos lanzamos con pasión a la tarea, descubriendo que la materia que nos compone es un recurso renovable.
Comentarios
A pesar de contar con abandonos en el camino, retomar la tarea es un renacer incomparable.
Saludos y salutres.