Pollo Crudo
Hubo un tiempo, muchos tiempos antes de este tiempo, en que los habitantes de aquí llegaron a la conclusión siguiente: que estaba mal que hubiera comida de más en una mesa y comida de menos en la contigua. Así de sencillo y corto.
No todos, pero sí muchos se pusieron de acuerdo en cocinar un enorme pollo a ser repartido entre todas las bocas, equitativamente.
Tanta era la indignación, que el mero uso del fuego de cocción abrió divisiones entre los partidarios.
Los había iracundos y urgidos que, cargando enormes y olorosas antorchas, se dirigían hacia el pollo para cocer su carne.
Hubo otros que, mas pacientes, dejaron que las llamas se apacigüen en el interior de sus leños y se hicieron Cultores de las Brasas.
Debe aclararse aquí que un alto número de opositores a la idea se hicieron de pomos y mangueras para extinguirlo todo.
Estaban también los que acordaban con el asunto del pollo, pero sin acertar en decidir qué manera era la correcta, aunque coincidían sí en que algo de calor haría falta.
Finalmente, y sacando la necesidad primigenia de cocinar un pollo, un grupo numeroso, simplemente se hizo Adorador del Fuego.
Pasó ya tiempo, y los adeptos a los distintos grupos hoy se reúnen como amigos y en sus ceremonias acercan simbólicamente un pollo crudo a una lamparita de 40. Felices igual, muy felices todos de haber pertenecido a la gesta del pollo. Cuentan y cuentan anécdotas flamígeras.
Las generaciones actuales suelen llevar un distintivo alegórico, que consiste en una simple llama sobre fondo rojo, aunque en las escuelas se haya suprimido cualquier referencia al pollo.
No todos, pero sí muchos se pusieron de acuerdo en cocinar un enorme pollo a ser repartido entre todas las bocas, equitativamente.
Tanta era la indignación, que el mero uso del fuego de cocción abrió divisiones entre los partidarios.
Los había iracundos y urgidos que, cargando enormes y olorosas antorchas, se dirigían hacia el pollo para cocer su carne.
Hubo otros que, mas pacientes, dejaron que las llamas se apacigüen en el interior de sus leños y se hicieron Cultores de las Brasas.
Debe aclararse aquí que un alto número de opositores a la idea se hicieron de pomos y mangueras para extinguirlo todo.
Estaban también los que acordaban con el asunto del pollo, pero sin acertar en decidir qué manera era la correcta, aunque coincidían sí en que algo de calor haría falta.
Finalmente, y sacando la necesidad primigenia de cocinar un pollo, un grupo numeroso, simplemente se hizo Adorador del Fuego.
Pasó ya tiempo, y los adeptos a los distintos grupos hoy se reúnen como amigos y en sus ceremonias acercan simbólicamente un pollo crudo a una lamparita de 40. Felices igual, muy felices todos de haber pertenecido a la gesta del pollo. Cuentan y cuentan anécdotas flamígeras.
Las generaciones actuales suelen llevar un distintivo alegórico, que consiste en una simple llama sobre fondo rojo, aunque en las escuelas se haya suprimido cualquier referencia al pollo.
Comentarios
nosotros decimos:Jorge explícanos la parábola del "pollo crudo"
GabyF