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Mostrando entradas de abril, 2019

Tanito

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 Hay un señor de mi barrio que me da lástima. Qué sentimiento ambiguo ese, aunque más bien se tiene a la lástima como una de las formas del desprecio. Te tengo lástima, me das lástima, sólo siento lástima por vos. Pero yo no desprecio a ese señor, no lo menoscabo, no le quito ninguna dignidad. Sólo me embarga cierta tristeza al verlo, me da lástima.   Hoy es otoño y a las cuatro de la tarde esperaba  yo   el 591, que según la app iba a llegar en cinco minutos. Y venía el hombre, bajando la cuesta, proyectando por delante una sombra larga.  No sé nada de él, y a la vez algo sé, es un petiso de la baja italia. Hay un caoba tapando las canas de su pelo corto y débil, de un pelo apenas encrespado, coquetería que me resulta extraña para un tanito siciliano de más de 60. Ropa enorme, campera amplia, pantalones anchos. Lentes marronáceos también, a lo Nicola Di Bari (¿será di Bari?); lo vi de frente cuando giró para esperar, más allá, el mismo colectivo.   Pasó delante de mí, bajó la loma

Cansados de llevarnos puestos

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¿Por qué estoy tan cansado? Me lo pregunto a cada rato, cansado del cansancio que me persigue sin descanso. ¿Qué hice, para semejante fatiga? No hombreé bolsas, no piqué piedras, ni cavé zanjas, ni coseché papas. Si hasta trabajo sentado; tomo colectivos en horarios y zonas en las que puedo sentarme, estoy sentado en casa, estoy sentado en el trabajo. Mi vieja en la peluquería ha estado 10 horas de pie y yo acá, dele sentarme. ¿Será alguna enfermedad, un parásito, ya me oxidó el oxígeno? En este autodiagnóstico, y ya descartada la ausencia de vitaminas y la posibilidad de una anemia, me meto obligado en el turbulento mundo de lo anímico. El Ser, tengo cansado. Como dijo un personaje de Osvaldo Soriano: estoy cansado de llevarme puesto. La argentinidad cansa, es una armadura de plomo, un yeso que cubre todo el cuerpo, un relleno de bulones que hacen a Argentina una patria muy difícil de cargar. Lo mismo que te hace amar el país, te hace odiarlo hasta la náusea; está lleno de gen

Los mortífagos

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   En Las reliquias de la Muerte los tres héroes intentan encontrar las siete partes en que El Señor Oscuro dividió su ser, los horrocruxes; cada uno debe ser hallado y destruido, sin que sea sencilla ni una acción ni la otra. Lord Voldemort dividió siete pedazos de su alma en sendos objetos, hechizo cuyo peaje fue cargarse a siete personas. Así, la total aniquilación de Quien No puede ser Nombrado, dependerá de la destrucción previa de esas cosas impregnadas de mala onda.  Mientras el trío de oro se hace de cada objeto y trata de romperlo, los mortífagos se han apoderado del Ministerio. Desde esa cumbre del poder mágico los malos inician una purga masiva, tratando de borrar de la faz de la tierra tanto a los de sangre impura como a los sediciosos que juegan para el bando del bien. Ni Hermione ni Harry están particularmente preocupados por esa casa de brujas, la una porque su padres muggles ya ni la recuerdan (les mandó el hechizo Obliviate y hasta desapareció de sus fotos), el