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Mostrando entradas de enero, 2016

La revolución de aprender a vivir

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Es posible que dios no exista y tampoco su paraíso, que se apague la vida y las partículas que nos componen, prestadas por el cosmos y con 40 mil millones de años, simplemente, vuelvan por donde vinieron, y ese que decimos ser, pase a no ser, como el tiranosaurio que no habita mi comedor, como el corredor de autos que jamás apareció en Hamlet. Deshacernos, con una última esperanza de trascendencia, como la que tuvo Ovidio Cernadas, mecánico de motocicletas, habitante de Villa Epecuén, el pueblo que tapó la laguna en 1985. Hacer la mueca de partir, aunque no haya destino, aunque el destino se haya cortado como un hilo.   Qué dirá el no Cervantes de su trascendencia inútil, de ese Quijote inmortal que no lo revive, que no puede devolver el gesto de traerlo para que reescriba sus andanzas.  No, yo paso de anestesiar la muerte con promesas, yo paso de pasar a mejor vida, porque la vida es esto, lo que nos ha tocado y lo que hemos hecho por ponerla bella, por hacerla más justa y habita

Empoderar lo desapoderado, desesperadamente

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Si tantos gritan pavadas, por qué me voy a privar de gritar lo que siento, aún sin pleno convencimiento.  ¿Qué tan real fue la acumulación de poder, la hubo?  ¿Y el verbo empoderar, existió? La hubo, existió, entonces a qué obedece esta monstruosa sensación de impotencia. No creo que el amor que se termina, convierta en mentira un pasado enamorado. Pero qué raro este desamor de enero, tan repentino, tan dale yo te llamo. No perdimos, ya habíamos perdido. No nos perdimos, solamente no sabemos adónde vamos. “-Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba -. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí? -Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar – dijo el Gato. -No me importa mucho el sitio… -dijo Alicia. -Entonces tampoco importa mucho el camino que to

La memoria de los escombros

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¿Habrá que rendirse al silencio cuando nos decorazone sentir que ya acomodamos de todas formas los argumentos, que ya pusimos las palabras en todos los órdenes, buscando el antídoto a la necedad? ¿Habrá que darlos por irredentos, antes de percatarnos de que lo que creíamos verdaderos misiles discursivos que impactaban en su bestialidad, constituían en realidad un bonito desfile de conceptos para nuestros propios ojos, para darnos el valor que nos haga soportar al invasor? ¿Será que los hechos nos ganan en elocuencia y hay que esperar que por allá se les pase la sordera para oír el estruendo ? ¿Nos ponemos debajo de la mesa, buscamos la seguridad de las escaleras o de los marcos de las puertas, aspiramos el polvo, mientras nos tiembla el piso y se derrumba en tan poco lo que costó tanto? Me consuela creer que las ciudades guardan memoria de su integridad, que los escombros se transforman en ladrillos para los nuevos edificios y que un día se rehicieron Guernica, Berlín, Londres y T

Hubo un tal Cioran

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  Era rumano, pero qué más da. Fue un hombre que me copió los pensamientos en el pasado. “Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos.”  “Si alguna vez has estado triste sin motivo, es que lo has estado toda tu vida sin saberlo.”  “La sociedad no es una enfermedad, sino un desastre. Es un milagro estúpido que consigamos vivir en ella”  “Un instante de lucidez, sólo uno; y las redes de lo real vulgar se habrán roto para que podamos ver lo que somos: ilusiones de nuestro propio pensamiento.”  “El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad.”  “No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas lo cual vale más que tratar de llenarlas.”  “Se puede soportar cualquier verdad, por muy destructiva que sea, a condición de que sea total, que lleve en sí tanta vitalidad como la esperanza a la que ha sustituido.”  “El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El pri

Hoy como ayer

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Mirá que me llevó tiempo encontrar la respuesta. Ahora calculo que son más de 20 años.  Yo preguntaba, les preguntaba a periodistas mayores que compartían conmigo el aire, cómo pudieron atravesar la dictadura siendo periodistas, cómo fue que no se enteraron, cómo fue que si acaso se enteraron, no lo decían. Antes de que me respondan, a mí me sonaba de fondo la Carta Abierta de Walsh, a sólo un año del golpe.  El señor T, medio molesto ante mi indignación preguntona, me decía (fuera del aire) que no se podía hacer nada, y dejaba entrever que la transmisión de boxeo no tiene nada que ver con la política.  El señor C respondía en cambio que no se enteró de nada. Y me contó una anécdota para que me de cuenta: "Cuando fuimos a cubrir el Mundial de España '82, veíamos carteles que hablaban de los desaparecidos. Y nosotros todavía pensábamos que era la campaña antiargentina!". En 1982, en 1982 después de la guerra de Malvinas, en 1982 la campaña antiargentina, publicá

La vida por Cristina

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 Cuando sonaba el timbre y nos parábamos, un tercio de los varones se dirigía hacia el banco de Javier. El gordito de melena rulienta y rubia, emprendía entonces algún rumbo, y era seguido por mis compañeros, que considerarían que siempre era ese el mejor que podía tomarse.  Yo hacía lo contrario. Si ellos se quedaban en el aula, me iba al patio, si salían, me quedaba. No porque tuviera alguna enemistad con el rebaño o con el propio Javier, pero me resultaba claro que no quería seguir al líder.   Será por eso que, de todas las ideologías que pude adoptar en la adolescencia, no elegí la peronista. En mi catecismo marxista, Perón había usufructuado el viento de cola internacional de la post guerra, y con métodos robados a Mussolini, había disciplinado al pueblo para aventar toda esperanza de una revolución verdadera desde el lado rojo.  El tiempo pasó, uno madura, comprende que el peronismo ha sido lo único transformador y  lo más revolucionario que supimos pergeñar, aunque e