por la vuelta
Si me permiten entro a mi cuarto del fondo medio bebido. Están tocando unos tangos en la librería y yo estoy con una ginebra en mi oficina. No tengo gran cosa que decir, sólo me parece un buen momento para estar con uno. Y antes de ponerme a pensar, me pongo a escribir. Les cuento que en algún sábado de mayo El Puente, programa que con Vanesa hicimos tantos años, capaz que vuelve al aire. De a ratos. Ya contaré los detalles. Me resulta rara la vuelta, rara y necesaria. Descubro que la vocación ha descansado y hace fuerza entre las costillas para volver. Volver ya sin reconcores, volver para decir unas cuantas cosas, para poner en voz muchos pensamientos, para levantar la mano entre la multitud, para que salga por las cuerdas vocales la eterna necesidad de cambiar el mundo. Un pequeño aliento en medio de la tormenta, un pedo en el viento, pero en suma el aire mío, el aire nuestro que clama por salir. Por ahí descubro que sólo tengo pavadas, por ahí ya todo se ha dicho. No sé, se verá en el tiempo. Salud amigos, salud.
Comentarios
¿dice ud. que sus palabras contenidas pueden resultar pavadas? Muy probablemente así sea.
Es con carnadas nimias que el buen pescador se procura suculentos peces. Sus pavadas redundan, las más de las veces, en cavilaciones que resultan ser saludables ejercicios de reflexión, a veces complejos, a veces superfluos.
La superficialidad o no de tales reflexiones corre por cuenta del que las produce. Pero eso ya no lo involucra ni guarda relación con el carácter de pavada que usted atribuye a sus enunciados.
Mejor salgo de este lodazal espeso de poca profundidad.
Los felicito y avise cuando reaparezcan. Un abrazo
EL BÁSICO
Osvaldo
Silvia