Cápsula del tiempo
Habrá vida más allá de la vida?
La pregunta vale también para las cosas. Algunas ya nos dejaron, otras lo harán pronto. Y como lo único tangible es nuestra capacidad de recordar, va aquí una primera lista a salvar de la extinción por olvido.
Deseo conservar:
- el olor y el sonido de la máquina de escribir, el aroma penetrante de la tinta, el repiqueteo de las teclas (un sonido que cambiaba con el papel mal ajustado), la campana de fin de línea. El mecanismo de sube y baja para las mayúsculas, el racimo de letras enredadas.
- el perfume a galletitas molidas de la bolsita cuadriculada de jardín.
- el de cuero transpirado de la cartera de la escuela.
- el perfume compuesto de una chica de primer año: chicle bazooka, una colonia y el sudor de una mañana de noviembre.
- los zapatos Paggi a estrenar el primer día de clases.
- Los carbónicos, los secantes, el transportador de chapa, los sacapuntas y reglas que cambiaban de imagen al inclinarlos.
- Las galletitas insípidas de color claro con las figuras de titanes en el ring.
- las figus de los autos locos, las tapitas de Crush con animalitos, venían todas menos el surubí.
- los Poketers
- los cospeles dorados para llamadas locales. Los cospeles plateados que usaba en La Plata para llamar a casa (una pilita junto a la ranura que iba bajando inexorablemente). Los teléfonos pinchados.
- El olor a trementina y óleos del guardapolvo de papá que dejó apoyado en un caballete del quincho. El sonido de su maletín contra la pared cuando llegaba de viaje.
- Los Kalkitos.
- Las peripecias con la 303. El recambio de cartuchos, los dedos enchastrados.
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