Quiero un contrato con la Marvel.
Llegué demasiado temprano, tenía como media hora hasta que salga la niña. Soy un enfermito de la puntualidad. Por un instante me quedé parado en la calle, porque si iba al kiosko a tomar un café no podría fumar; así que prendí uno y me quedé con cara de nada, apoyado en la puerta del auto.
Se acerca un flaco con gorro de lana puntudo y una moto a la rastra. Me pregunta si sé de alguna otra estación de servicio, porque en ésta de enfrente no le cargan porque no tiene casco. Hago la cuenta, serán como diez o doce cuadras, demasiadas para arrastrar una moto. Le indico. El muchacho putea su suerte, y "cómo arranco la semana y la concha de la lora me están esperando en el trabajo". Te entiendo, le dije. Y él que se aleja con el cadáver exangüe de su moto hacia alguna parte.
Me quedó una extraña sensación, una contradicción interna que aquí expongo. Porque podía haberlo ayudado (no lo ví en ese momento, vino a mi cabeza después): iba yo con una botella de dos litros que tengo en el baúl, compraba nafta para un vehículo inespecífico, traía, volcábamos en el tanque y el flaco se iba, listo el pollo.
Como me sentí culpable por mi falta de patouruzismo, llegué ayer a otra conclusión (a mí la mas mínima boludez me puede llevar meses de digestión), una conclusión superadora. La disposición que impide a las estaciones de servicio suministrarle combustible a los sin casco está hecha para ésto: que se coman ese garrón que se comió el del gorro puntudo, que aprendan a cuidarse a golpes metafóricos y no de asfalto. De modo que la mano que no le dí, en realidad es como que se la hubiera dado, contribuyendo con la docencia que el Estado se esfuerza por ejercer. Ya se lo pensará de nuevo antes de salir sin casco. Por ahí, al otro día ya salió con casco y chocó, salió volando y cayó de cabeza y se salvó por llevarlo puesto. Casco que capaz que no llevaba si hubiese internalizado el mecanismo de pedirle a buenos samaritanos que compren nafta por él.
De manera que HE SALVADO UNA VIDA.
Comentarios
Seinfeld una vez decía que la ley que obliga a usar casco tiene por objeto proteger cerebros tan poco dignos de protección que no lo usarían si no fuera por la ley... no está mal, eh!!
Un abrazo,
En medios extraoficiales se comenta que el MMM (Movimiento Molotov Multiproposito) era un grupo de jovenes alocados de la Universidad San Andres que empezó comprando combustible en botellas por si alguien necesitaba y al ver que se les ponía viejo el contenido, lo arrojaban con tanta furia que el impacto contra el piso hacía añicos el recipiente y a lo que hacía un calor de locos se incendiaba todo. Ese sería el argumento de la defensa de MJ Alsogaray en relación con los incendios de la Patagonia. Y todo porque la gente bien no deja su tanque casi vacío nunca. Sólo los pobres diablos, indecentes, jipis y comunistas pueden pedirle najta a un estranio
Sépase
de todos modos tener y perder el laburo puede dar también para filosofar.
alguna vez se lo hacemos perder a alguien, alguna vez lo perderemos nosotros, y así.