De Walsh a Ronnie Arias
Ya me tenía harto el rock chabón. Ese rocanrrol de garage, con fanáticos tribalizados, cortes de pelo especiales, voces roncas de sus vocalistas y la pseudo rebeldía consistente en hablar del faso como si con eso se le tocara alguna parte del culo al sistema.
Pero ahora he descubierto un plus ultra super del hartazgo mío interior por las imposturas humanas: los noteros que se hacen amigos de los chorros. Meta viajar por el conurbano, meta charla con el hampa de poca monta, la televisión nos viene inundando con los hijos bastardos del original Fabían Polosecki, puestos a ufanarse del relativo riesgo de internarse en cuanto submundo se les va ocurriendo. Que te mostramos cómo son los pandilleros, que tomamos mate con ellos, que nos enseñan a desvalijar una casa.
Trataré de darme sentido. Por empezar, y desde el vamos, evacúo sobre si a la gente le gusta o no le gusta este tipo de programas de América o Telefé. A la gente le gustaba Blumberg y a más de uno mandé a cagar con su juntadita de firmitas de burguesitos asustaditos y ay así no se puede seguir. O sea, si a la gente ahora le gusta que Martín Sicioli vaya y se junte con un grupete de asaltantes, allá la gente.
El problema es que un grupo de estúpidos periodistas blancos - más, quizá algún un actor periodista negro que rescataron de Tumberos para que busque empatía en el aproche al ámbito delincuencial- imagino que salen a levantar minitas o tipos vistiendo un aura de cojonudos por algo tan sencillo como darles cámara a gavillas que sí querían cámara, a las que no se les sacó declaraciones por la fuerza, sino que aman que los reporteen contando sus hazañas. Genial, al problemita de la inseguridad agreguemoslé que los pibes chorros cuentan con periotudos a quienes contarles sus relatos épicos.
En algo creo que esto se asemeja a la apropiación de los niños blancos de buena posición y de todos los tiempos de manifestaciones culturales negras, aborígenes y mestizas, rantifusas en general: tango, gospel, hip hop, rap. Y en este orden prefiero mil veces a Yerba Brava o Los Pibes chorros, que ejecutan esa música pedorra pero legítimamente surgida del mismo arrabal al que se dirigen.
Los chicos audaces de la tele hacen turismo por la miseria. Ojalá se ocuparan de denunciarla, de identificar sus causas, de combatirla, de cargar contra los que se quedan con los recursos. No señor, cuando se topan con un De Narvaez apenas le sueltan uno de sus chascarrillos cecucéanos que no joden a nadie que no repudian a nadie y para irse con él a tomar uno de chocolate en Freddo.
Comentarios
Al principio creí que no...pero después, supe que si: estoy de acuerdo con Vd.
Even though el chocolate Freddo me puede...
Digamoslo asi: la demagogia alcanzó nuestros medios tambien.
VIVA LA PATRIA CARAJO! (???)
Porque comparto muchísimo de lo que se dice. Hasta el voyeurismo de clase media que se critica y del que hago cierto mea culpa.
Pero reconozco que mi contacto con esa realidad se limita a eso. Y que en buena medida tomé conciencia de su existencia cuando empecé a verlo en programas de ese estilo. Antes de eso, eran formas que solía encontrar en los andenes de Constitución, en las escaleras del subte en Retiro, en las fronteras externas de barrios más que pobres por los que pasaba confiando en que el medio de transporte en el que estuviera no se detuviera justo en ese momento...
Qué hace uno después con esa información ya no es tan culpa de ellos. Puede usarlo para sumar argumentos a un odio racial y clasista, para sentir que tenía razón al decir que hay que matarlos a todos, o bien para tomar alguna actitud positiva y procurar mejorar algo. Es como si nos dijeran dónde funciona un leprosario clandestino: unos agendarán el lugar para no pasar cerca, otros para ir a colaborar. Pero no es culpa del que lo muestra.
Hablo exclusivamente del hecho básico de dar a conocer la existencia de subculturas tan alejadas de la vida cotidiana de un señor o señora de clase media. Desde ya que estoy 100% de acuerdo en detestar algunas de las formas en las que eso se hace, presentando al chiquilín drogado que vive en una plaza como un curioso animalito difícil de domesticar...
Y Ronnie en particular a mí me cae bien, pero ese es mi lado frívolo...
Ayyy, el rating hermano. Los pibes chorros aportan una nota de color y si nada queda claro, ni sirve para nada ¡barbaro! y de paso se fortalece la idea - Ves viejo, les gusta estar ahí - Si vieja, en este país (nunca el nuestro)tendría que existir la pena de muerte desde los siete años con opción a tres menos ¡apurate que llegamos tarde a misa!
Un abrazo Jorge y volvé el nene te extraña y el Boby no quiere comer
Osvaldo