La cigarra
Por vez primera en muchos días, me atrevo a distraerme unos minutos del laburo para escribir.
Y lo haré sobre un cuento antiguo que siempre me hizo ruido: el de La hormiga y la cigarra. Ese en que la hormiguita trabajaba de sol a sol para proveerse de comida para el invierno, mientras el grillo se rascaba las bolas todo el día cantando canciones.
En primera, es una fábula a la medida del capitalismo. Propia del pensamiento anglo protestante norteamericano (aunque sus autores no sean de ahí) transita una moraleja de la acumulación como virtud, en detrimento del arte y cualquier cosa que se aparte del esquema de producción y productividad impuesto.
En segundo lugar me cae mal la hormiga. La muy tosca se la pasa tirando indirectas sobre la conveniencia de juntar, sobre lo malo que es andar con la guitarra todo el día y que ya te va a llegar la fresca y te vas a cagar de hambre etc.
Porque la cigarra sí está haciendo algo: le está poniendo música a la vida. De ser todos hormigas el mundo sería insoportable, signado por el único sonido de unas tenazas cortando hojitas.
En fin, da para un rato largo, pero no lo tengo. Debo volver a la línea de producción.
Comentarios
Me alegra que tengas tiempo de seguir escribiendo aunque no sea tan seguido.Tenes razón el tema da para rato.
Pero hay que hacer lo posible para como dice Serrat que la rutina no te aplaste.sobre todo darse cuenta a tiempo y agregar belleza yartea la vida.
Felices fiestas y MUY FELIZ CUMPLEAÑOS!
Besos Nélida
O sea, el pobre animalito no curra en pos de su particular beneficio sino del bienestar común y encima tiene que bancarse que cualquier bípedo enojado con sus congéneres la denigre.
Por otra parte está el comportamiento de la hipona cigarra. Todo muy lindo con el arte que regala , pero el liviano análisis que usted hace está basado en su absoluta inexperiencia con elementos de esta estirpe. En cambio mi oposición a tal comportamiento radica en el cotidiano convivir con un hijo que, tal como la molesta chicharra, vive haciendo trencitas de macramé ( que las más de las veces no finaliza), toca la guitarra a la hora que se le canta el orto, desaprece cualquier cantidad de tiempo por ir a buscarse al cerro Uritorco y cuando vuelve no es capaz de darse un baño. Vive de festival en festival apoyando causas nobles, pero la plata para el boleto, el alimento no perecedero, la yerba y el termo, el jabón para lavarle la ropa, o el alcohol para quemarla cuando no es posible limpiarla, la pone el resto de la familia. Y si alguno osa indicarle que bien podría trabajar cobrando algo por el arte que dispensa, explota en improperios contra la ponencia, propia de Adam Smith, y su burguesa familia.
Vale decir el artístico desinteresado es regalón con los bienes ajenos. Mientras tanto la ropa, el médico, los viajes, la comida, y algunos etc. más los ponemos el resto para que él alegremente regale la dudosa calidad de sus malabarismos, graznidos, rasguidos y cortes de pelos, a la vida.
Don Jorge siga en la línea de producción y mientras reflexione. Justificar así a la cigarra es justificar la nadería de algunos. “El que no trabaja no come” sostuvo Saulo de Tarso. La constitución Soviética también.
Un abrazo. Sergio
Pero vine para otra cosa más cotidiana: Feliz cumpleaños!!!! Y ya que estamos, diría Truman, Feliz Navidad y Año Nuevo...!!!!
Un abrazo, amigo!