unos ojos en la pared
D ibujo. Dibujaba. Me están entrando ganas. Si yo hiciera lo que me place ahora, buscaría entre las bolsas que acopian antiguos instrumentos de dibujo, hasta dar con las carbonillas baratas que compré (o alguien me regaló para que corte mi letanía de dibujante retirado). En esa bolsa me toparía con la engrampadora con la que planeé estirar las telas sobre bastidores que yo mismo construiría. Debe haber crayones, acrílicos secos y otras porquerías inútiles, junto con incontables juguetitos de cajita feliz o de huevitos kinder. Agarraría un carboncillo y me pondría a improvisar sobre las paredes del living. Todo un símbolo, porque en dos años jamás pinté, y bien que debería; las paredes se vuelven amarillas. Pero como el "dibujaba" viene con el "pintaba", se me hace demasiado pedestre agarrar un rodillo para blanquear. Cuestión que no hago ni una cosa ni hago la otra. Soy toda una máquina de postergar, creo que básicamente porque no creo en mí, o si me creo no me