Bichos de una noche de verano
Me costaba dormir. Así que aproveché para clasificar criaturas de la noche. Escarabajos marrones que vuelan en pedo. Entran por las ventanas y chocan. Vienen puestos de alguna fiesta. Entran y chocan con todo lo que se interpone, así que son fáciles de matar. Casi creo que es lo que vienen a buscar. Idiotas y fumadas polillas, fascinadas por la luz. Helicópteros pelusientos a los que se les rompió el rotor y vuelan en tirabuzón, difíciles de matar al primer chancletazo. Arañas anoréxicas (nunca vi a una comiéndose un insecto). Su única función es generar escándalo. Y, claro, los mosquitos psicópatas. La naturaleza los hace tragar sangre. Por eso a su cara tienen pegada una hipodérmica. Bien. ¿Pero para qué le agregaron el zumbido? Por qué nos hacen sufrir con el anuncio de su vuelo, ese que -como en el juego de la silla- se detiene de golpe en la oscuridad, y nos llena de incertidumbre sobre el lugar del ataque. Nos cacheteamos, tiramos desesperados manotazos al ai