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Mostrando entradas de diciembre, 2007

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La condena del hombre es su talento. Saber de su finitud en el Universo infinito. Manejarse delicadamente entre la razón y la condición animal, sobrevivir a esa batalla. Justamente hoy pensaba: Si vivís para lo importante, un día se te acaba el café o te cortan el gas. Pero si vivís para lo emergente, a tus hijos se les dificulta amarte o tu perro te desconoce y te ladra.

Recetas antiguas por si un día nos quedamos sin luz.

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Voy a describirlo: consistía en un tablero de madera que se apoyaba en tacos del mismo material y de distinta altura para darle inclinación. Recuerdo vagamente que las zonas de rebote estaban recubiertas de bandas elásticas y que la salida de la bolita era un extraño artificio de caucho, cuyo estiramiento era liberado por un broche. Me había propuesto hacer un post del estilo retro con algunas cosas que no quería que se pierdan ni en mi memoria ni en el espacio. Para eso empecé a buscarlas con las imágenes de Google. Y descubro que no hay caso, que algunas ya fueron olvidadas por el robot. De modo que iré mencionando sin la estampita correspondiente. Esta primera descripción fue la del flipper casero. Si bien yo no era el constructor, pues eran cosas para las que se daba maña mi hermano Marcelo, recuerdo que miraba ese aparato fascinado. Lo más extraño es que dudo que haya conocido los pinballs de verdad antes que éstos. Horas esperando que llegue mi turno para jugar. Eran los tiempos

ancianitos

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Me interesó el tema como para encararlo con alguna profundidad: composición tema los viejos. Primero debería hacerme cargo de prejuicios: tiendo a la absolución de los niños y a la condena de los ancianos. Eso para ponerlo en términos absolutos (que así funcionan los prejuicios), lo que estando aclarado - y desistiendo de considerarlo una regla general- también me exime de andar enumerando excepciones. Creo que los niños deben tener mayores contemplaciones porque lo que hagan o dejen de hacer está condicionado por el terrible mundo que les ofrecemos. Y son ellos los que acaso puedan encontrar la manera de imprimirle cambios positivos. Del otro lado soy tacaño en la ternura hacia los ancianos. Por supuesto que les doy el asiento y por supuesto que me enternece un abuelito abrazando a su nieto. De hecho tengo una cantidad de imágenes imborrables de cuando íbamos al asilo de ancianos del puerto con un grupo parroquial para darles compañía a los abandonados. Pero entre sus filas, obviament

Reflexiones violetas

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¿Es una mera ilusión óptica o Mar del Plata importó ancianos? * No, debe ocurrir que tomo los micros que van para el lado del Hospital de la Comunidad. Suben y suben y suben y no disfruto de estar sentado ni en el de atrás de todo. * O será que voy a Toledo los días que tienen descuento. * Por otro lado -y ya que hablamos del súper-, me resulta notable la cantidad de mujeres que no pueden cagar sin la ayuda de Activia. Una que estaba delante de mí llevaba un pack de 25. La imaginé luchando contra la adversidad. En mi sala de proyecciones interior ví la pantalla dividida. De un lado la señora y del otro una pila de troncos. * Obvio que es nuevo el término "tránsito lento". Los atascos ventrales son una moda impuesta por La Serenísima? * Busqué en Wikipedia para ver si figuraba el creador de los sandwichs de miga de huevo duro y aceitunas. Quería saber si al final se había matado o acaso entrado en el alcoholismo. Pero no, no estaba. * Cantidad de veces que escuché en un día qu

Saludos

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Comentando algo en lo de Mangosta recordé que hace tiempo quiero hacer unas reflexiones acerca del saludo. Ésta vendría a ser la primera y consta de dos partes, a y b. Y c, o sea 3. a) Noto que se produce un paulatino declive en el saludo con beso entre hombres. De alguna manera, los que fueron empujados a entrar en esta modalidad, están atreviéndose a salir. Ya conozco dos casos (sé que estadísticamente no representan un soruyo ) de varones que manifiestan a viva voz que no besan caballeros. En este punto reconoceré que, siendo partícipe del saludo varonil con beso a los amigos, me alegro de la reversión de la tendencia que -llevada al extremo- hace que me despida con "un beso" hasta con el dependiente de una casa de repuestos donde llamé para preguntar el precio de un buje. b) Particularmente para las fiestas, los saludos me resultan irritantes. Sinceramente no me dan ganas de andar recitando el "y si no te veo que la pasen bien, que tengamos un buen año, etc." E

Postango

Soy mi jefe en este pequeño espacio perdido en el océano de la red. Será por eso que me exijo al pedo una rutina, sentarme a escribir cada tantas horas, hacer un garabato, alguna cosa. Será que adentro el periodista golpea una puerta con furia. Acaso estos posteos son astillas que se desprenden de ese batifondo interior. En estos días habré cumplido 20 años de profesión. Hubiera querido que la fecha me encuentre al micrófono, o publicando, no sé, en plena faena. Me halla en cambio en una especie de exilio. Eso digo cuando soy pesimista. Si no, puedo creer que es más bien un necesario descanso. Seguramente mi profesión y yo necesitábamos un poco de aire, conocer otras personas, decidir si queremos envejecer juntos. En 1987 empezaba con ésto. Franco Bagnato estaba en LU6 haciendo Noche Trasnoche y me invitó a recorrer la calle grabador en mano... Habría mil cosas que contar. Pero a veces mi jefe me palmea la espalda y me dice que ya está bien.

Catarsis

Cosas que me tienen seco en estas horas: las señoras que cuando van al cajero parecen estar frente al tablero de controles de Cabo Cañaveral y tardan dos horas para ver un saldo; el viento seco y lleno de polen y bichos; las ofertas navideñas por todas partes; el tránsito; los colectiveros soretes; los compromisos sociales: brindis, salidas, despedidas del año; deberle a todo el mundo; mi inquilina que primero me pidió que le deje la heladera y ahora quiere que me la lleve y vivimos en las antípodas de la ciudad, y me obliga a estar de turno en mi casa, y me obliga a hacerle lugar sacando el coche, el coche que está hecho mierda y que por eso está guardado; también me tienen harto los operadores de los call centers, que aunque sé que son meros esclavos atados a una silla con pañales puestos, con su tono robótico y sus frases prediseñadas y su musquita y su transferencia, y que te preguntan el número de cliente como si la conversación fuese entre dos robots. No tener un mango. Tener un

Érase una época....

En que la rebeldía parecía pasada de moda, y León Gieco andaba poco inspirado Hebe ya no deseaba la muerte de nadie Casero vendía Pattys porque el humor alternativo se hizo oficial igual que los piquetes y los actores y los cantantes Una bella revolución de la que no quise ser parte mitad por falta de cambios mitad por falta de sangre