Con los troskos parecemos como nenes
En 2015 me enojé mucho con los del FIT. No era posible que consideraran lo mismo el proyecto kirchnerista (aún deshilachado) que el de Macri, no me cabía en la cabeza. Los troskos parecían reducir la cuestión a las personas, señalaban los parecidos entre Daniel y Mauricio y en el mismo acto los desparramaban hacia el todo, las listas, los 12 años, los proyectos hacia el pasado y hacia el futuro. Una pelotudez supina que sostenían los representantes de la izquierda en el discurso, aunque no convenciera ni a sus propias bases, que en parte votaron a Scioli en segunda vuelta, aunque obviamente no alcanzó. Escribí varios posteos llenos de bilis, herido como muchos por la ceguera de un sector por el que supe andar, hasta que CFK me sacara de adentro lo gorila y me hiciera entender que la única izquierda posible en la Argentina viene desde adentro del peronismo o no viene. Porque el nuestro es un país peronista y sanseacabó. Los advenedizos, los que llegamos a costa de fracasos a estas id