Master Chef extremo
Claro, el formato así lo amerita. Tanto en la edición americana como en sus franquicias por el mundo, la tónica general del programa es de bardeo y maltrato a los candidatos. Pero si de eso se trata, aquí les va como para mí debería ser un programa tipo (mucho más extremo): Es el turno de Christophe, debe ser el primero en probar el platillo de Gustavo, del equipo azul. El ingrediente de hoy son simples lentejas (así lo habían anunciado hace una hora: simples lentejas). Camina dos pasos hacia la mesita. Gustavo retrocede uno y pone sus manos atrás, en gesto humilde. Christophe, el más grandote del jurado, mira el plato con remarcado desprecio, mira a Gustavo, mira el plato, toma la cuchara. Introduce apenas el cubierto y levanta lo que será su bocadillo de degustación. Antes de metérselo en la boca, lo está oliendo con asco y clava la mirada en Gustavo; tres minutos seguidos se la clava, con música de suspenso . Adentro. La cámara registra la primera masticada del juez