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Mostrando entradas de mayo, 2012
  Lo que llamamos "realidad nacional" es cada día más la realidad porteña. Y a lo que llamamos "realidad" a secas es una contínua charla entre los periodistas del estrellato capitalino.   En esta dicotomía de los que apoyan o no apoyan el modelo (porque es de vida o muerte, está dicho que no hay opción para los puntos medios) hay un país entero que se nos vuelve invisible. Entre la desaparición paulatina de los corresponsales y el ombliguismo de los que fijan la agenda o desarman la ajena, millares de asuntos no existen. Y en ese punto, cada bando es funcional al de enfrente. Cuanta más mierda le tiran a Víctor Hugo, más se dedica el uruguayo a editorializar sobre la maldad (cierta) de Magnetto y menos, por ejemplo, a ocuparse de la falta de educación sexual en Salta, territorio del chupacirios aliado de Urtubey.   Sietecase contesta a la mersa del Martín Fierro que hay que ir a preguntarle cosas al poder económico. Pero jamás terminamos de decidir quién lo eje
En los edificios, los únicos que hablan, y sólo por las noches, son los baños. Un idioma de mierda y agua, de botiquines y mamparas. Lo descubrí muy tarde, al quitarle una pila de vida a un reloj despertador.

Replay: Carta abierta a la niñez de mi hija

Hola niñez. Iba a escribirte una carta de despedida cuando te fueras, pero decidí en cambio escribirte mientras aún estás. Porque los homenajes hay que hacerlos en vida. De todos modos, si miro para adentro, todavía está conmigo la niñez que supe tener. Aparece de vez en cuando, viendo la tele, jugando con Lari a los muñecos o cuando la adultez me arrincona y me pregunta cosas que no sé responder. Gracias niñez por estar con mi hija todavía, te lo digo mientras hacés tus valijas despaciosamente. Gracias porque otras, a esta edad, ya se han ido en un abrir y cerrar de ojos. Vos sabés que vivimos en un mundo que no las quiere a ustedes las niñeces. Hay pequeñas personas sin niñez porque, sencillamente, se las esperaba para poner en sus bracitos responsabilidades de grandes. Se las ve juntando cartones, vendiendo diarios, abriendo puertas, cuidando autos, acarreando hermanos, recogiendo frutillas con barro hasta las orejas. Hay humanos nuevos que por un rato fueron niños. Después vi

Afiche Festival Azabache

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