Cómo se hace para comer un durazno, si uno quiere comer uno.(reedición)
Para comer un durazno maduro acaso primero deba proveerse de un babero grande o tener una toalla a mano o desnudarse el torso. Porque es una fruta destinada a manchar la ropa y a llenar la cara, barba, dedos con su generoso y abundante jugo. Coloque el durazno sobre una superficie despejada y dedíquese a observarlo sin tocar. Perciba primero su perfume, deje que penetre en sus fosas nasales para acondicionar el ambiente de los sentidos con su dulzura etérea. Después observe la fina armonía de su forma. Desintegre el todo llamado durazno en una multiplicidad de partes y atiéndalas en particular. Primero el color. Estamos hablando de los duraznos amarillos, de piel aterciopelada y hueso no adherido a la carne. Fragantes. Blandos pero turgentes, con el color justo que la naturaleza pinta para llamar a los comensales, sean estos hombres o bestias. Es indefinible este color, tanto que en sí mismo es referencia dentro de la paleta de la naturaleza. Puede variar en sus partes más vo