Escenas de la vida jacobina


Desde la primera decapitación de la mañana, que fue la del Dr. Manes, en todas las canastas estamos dejando diarios o revistas. Porque el neurolingüista, ya puesto en el cepo, le dijo al verdugo que la cabeza sigue funcionando unos segundos después de cercenada, y si podían dejarle a él una revista Viva abierta en una entrevista que le hicieron. Después de consultarlo con el comité médico se le concedió, aunque desafortunadamente los ojos le quedaron mirando al cielo hasta el final, no pretendería que también lo acomodemos y le pongamos la gafas.
Ahora un Página12 de los 90's está esperando a la cabeza de chancho de Lanata. Como algo se trabó del montante y además había que hacer otra limpieza del patíbulo, el gordo está hace como una hora acostado entre las patas de los técnicos. El ayudante del verdugo le pone en la boca un cigarrillo tras otro y Lanata usa los intervalos ora para hacer comentarios sarcásticos soltando el humo, ora para lloriquear y alegar ulteriormente una inocencia que ya no viene al caso. Hoy ya nos queda el gordo, el enano Feinmann y no sé si Pato o Laurita, que pidieron seguir probando con la Embajada.

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