Nosotros y los miedos


Tengo miedo de mí. Tengo miedo de llamar a las armas, tengo miedo de llamar a las almas, tengo miedo de desarmarme, tengo miedo de desalmarme, tengo miedo de que a lo que tengo miedo no pase, tengo miedo de que pase aunque le tenga miedo, tengo miedo de perder las cejas en un gesto de sorpresa, de que se me cambien de lugar de tanto fruncir el ceño, tengo miedo de no poder abrir las manos de tan crispadas, tengo miedo de que se me caiga la mandíbula por asombro y me la esconda el gato, tengo miedo de que un alien salga de en medio de mi pecho y me coma y use mi nombre y pida fiado, tengo miedo de no estar lo suficientemente loco para enfrentar este sistema completamente desquiciado, tengo miedo de quedarme sentado y que vengan los hijos de mis tataranietos a preguntar a mi lápida qué onda, cómo fue que te quedaste tan tieso mientras todo aquello pasaba. Y decirles que tenía miedo de que la vida me juegue al off side. a morir sin haber servido, a vivir sin encontrar el sentido y que fue así que los días se me han ido. Pensando, cavilando, elaborando y reelaborando, masticando, rumiando, observando para saber cuándo, esperando el silbatazo. Tengo miedo del miedo, tengo el miedo de tenerlo, tengo miedo de que se me vaya y no ser capaz de infundir miedo a toda la mierda de este mundo que se merece sufrir el miedo.

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