2) Y la explicación adulta (que nadie pidió)

Como en The Truman Show, como en Matrix, como en el mundo artificial de la duda cartesiana, acaso todo lo que vemos y vivimos no sea más que una puesta en escena. Tal vez lo que creemos funcionando aunque no miremos, deje de andar apenas nos alejamos.
Los enemigos y los amigos, los adversarios, los ayudantes, los compatriotas, los extranjeros, los de aquella religión, los de esta postura ideológica, la casa, el perro, el tránsito. Qué tal si todo estuviera girando allí como una magnífica impostura, sin otro propósito que la ilusión que llamamos vida. Historia y Geografía: excelentes guiones en singulares escenarios.
Vientos, plenilunios, mareas. Pleamar, bajamar. De qué sirven las olas si ya no estamos ahí para escucharlas. Qué sumisamente aceptada explicación nos aparta de la omnipotencia de ser el centro mismo de la existencia. Dónde está escrito que yo o vos o cualquiera de mis hijas no pueda ser el eje en torno del cual todo ocurre.
Cerca de los dos años nos fuimos despojando de creencias rudimentarias, esas que -por caso- nos musitan que el mundo desaparece cuando cerramos los ojos.
Me resulta un alivio pensar que la inmensidad se diluirá mientras duerma esta noche.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Puede ser. Te acordás lo que decía Cortázar de sentarse en primera fila a mirar(se)?
O quizá no, por eso de que en las antípodas hay alguien que cuando vos cerras los ojos a la noche, escribe en su blog algo parecido. Y la vida -o lo que sea- continúa.
Saludos